11.14.2009

Solo otro pobre infeliz

Me sucede que a veces me dan ganas de mandar todo a la mierda, a la puta, a la chucha, a la cresta. En definitiva,  al peor lugar que conozca.

Estos últimos días no he andado muy atinado. Lo único que puedo concluir es que yo y mis circunstancias se convierten en un lastre para mis –pocos- cercanos o para quienes dicen estarlo -a quienes pensando que peor es nada, prefiero creerles-.

Hace rato que mis errores se tornan en imperdonables y  -por desprendimiento- yo en desechable.

He tratado de tener la mente fría, pero no siempre es posible.

Si puedo pasar por alto los desaguisados ajenos , ¿Por qué es tan complicado el pedir lo mismo al resto con los míos?.

Es raro anhelar esa soledad en la que se espera a que alguien cruce la puerta y –casualmente- estar acompañado.

Año de mierda: Si las calamidades hicieran fila, estarían paradas frente a mi puerta.  Y lo peor es que las atiendo.

Este año creo haber ganado todas las batallas, pero que extraño es quedar con una sensación de derrota.

Al parecer perdí mi pata de conejo. Pero quien busca, siempre encuentra.